24 de marzo, Día mundial de la lucha contra la TBC

Inmersos en entender y combatir la pandemia producida por el SARS-CoV 2, donde nuestra
atención pasa por estar comunicados las 24 horas del día para conocer el minuto a minuto de
esta enfermedad, es que el calendario nos avisa que la medicina no es monotemática sino más
bien polifacética, como lo son nuestros pacientes. Es así que el calendario nos recuerda que el
24 de marzo se conmemora el Día mundial de la lucha contra la Tuberculosis.

La OMS con su slogan “Es tiempo de actuar, es tiempo de ponerle fin a la TBC”, al que nuestro
país adhiere, en su reporte mundial del año 2019 sobre la epidemia de la TBC, informa que en
el año 2018 se enfermaron aproximadamente 10 millones de personas, que fallecieron 1,5
millones (la TBC se encuentra dentro de las primeras diez causas de muerte a nivel mundial), y
que 500 mil enfermaron por TBC resistentes a drogas. Se estima que solo 7 personas de cada
10 pudieron acceder a un diagnóstico y tratamiento adecuado, y cuando se trató de TBC
resistente solo 1 de cada 3. Se estima que uno de cada diez casos de TBC se produce en la
población pediátrica y si decimos que esta puede comportarse como una enfermedad silente,
el número podría ser mayor.

En nuestro país la TBC, si bien se considera una enfermedad de carga moderada, es un
problema sanitario que afecta mayoritariamente a la población joven y en edad productiva. En
en el Boletín Oficial sobre la TBC en Argentina de Marzo del 2019 nos informa que en el año
2017 se notificaron 11695 casos nuevos de TBC. El 18% de la población afectada es menor de
20 años y de ellos la mayoría fueron adolescentes. El 60% de los casos nuevos tuvieron entre
15 y 44 años. La afección pulmonar representó el 85% del total de casos. El mayor número de
casos se presentaron en el norte del país y Buenos Aires. Se registraron 27 defunciones en los
menores de 20 años sobre un total de 706 fallecidos.

Puntos importantes para combatir la TBC en pediatría:
1) Enfermedad social, contagiosa y curable, que se desarrolla generalmente en un
ambiente social, sanitario y ambiental desfavorable; es prevenible y necesita de
tratamiento antibiótico para su resolución.
2) De notificación obligatoria (ENO): estamos obligados por la ley que todo caso o
sospecha de TBC debemos notificarlo al ente correspondiente con la finalidad que
podamos conocer la carga de la enfermedad en nuestro país
3) El diagnóstico de tuberculosis en la infancia se basa, habitualmente, en una fuerte
presunción, que surge de la suma de elementos clínicos, radiológicos y el antecedente
de contacto con un foco tuberculoso. El hallazgo del Mycobacterium tuberculosis es
infrecuente en la población pediátrica. Esto NO debe ser un limitante en el inicio
precoz del tratamiento tuberculostático.
4) La ocurrencia de casos de TBC y muertes en pediatría no solo refleja que los niños se
contagian en los núcleos familiares, sino también un limitante en el diagnóstico precoz
y tratamiento oportuno.
a. Debemos estudiar y seguir a “TODOS” los contactos pediátricos asintomáticos
sintomáticos que conviven con una persona bacilífera. Recordemos que un
gran número de niños estarán asintomáticos en el período inicial de la
infección (TBC latente) y que el riesgo de desarrollar una enfermedad sintomática (TBC primaria) es aproximadamente del 50 % en los menores de 2 años. Perder ese valioso momento del diagnóstico expone a los niños a formas graves de la enfermedad y a la muerte.

5) La distribución de la enfermedad es asimétrica en la población relacionado a la
distribución geográfica en nuestro país como también a las condiciones
socioeconómicas (zonas de gran concentración de población y situación de
vulnerabilidad como la provincia de Buenos Aires)
6) Recordar que los individuos con infección tuberculosa no son enfermos, por lo tanto,
no presentan síntomas ni signos de enfermedad, solo referirán el nexo epidemiológico
7) Los objetivos del tratamiento de la tuberculosis son:
a. Curar al paciente y recuperar/mejorar la calidad de vida.
b. Prevenir la muerte por tuberculosis activa o sus secuelas.
c. Prevenir la recaída de tuberculosis.
d. Reducir la transmisión de tuberculosis en la población.
e. Prevenir el desarrollo y la transmisión de tuberculosis resistente a drogas.
8) Pilares de la Prevención:
a. Búsqueda activa de casos y su tratamiento oportuno para reducir las fuentes
de infección.
b. Vacunación con BCG para disminuir la susceptibilidad a la infección.
c. Quimioprofilaxis secundaria a todo paciente infectado con riesgo de
enfermarse y quimioprofilaxis primaria a los contactos de alto riesgo
expuestos a un enfermo bacilífero.

9) La información a la familia debe ser clara y precisa en relación a:
a. Qué es la tuberculosis.
b. Formas de contagio y cadena de transmisión.
c. Enfermedad curable.
d. Tratamiento de varios meses y constante.
e. Concepto de resistencia (implicancia clínica y prevención).
f. Medidas higiénico-dietéticas.

Bibliografía:
1) Boletín sobre Tuberculosis en la Argentina N°1. Marzo. Año 2018
2) Boletín sobre Tuberculosis en la Argentina N°2. Marzo. Año 2019
3) Criterios de diagnóstico y tratamiento de la Tuberculosis infantil. Consenso. Año 2016

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